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Irak y las resoluciones de la ONU 

Durante este fin de semana hemos visto como el presidente Aznar ha exigido a Zapatero que apoye su política sobre Irak y rectifique sus críticas a la participación de España en la ocupación de dicho país. Esta reclamación se ha basado en la aprobación por unanimidad de la resolución 1511 en el Consejo de Seguridad de la ONU la semana pasada. Esta invocación de las resoluciones del Consejo está siendo la herramienta que en los últimos meses ha utilizado José María Aznar para justificar su apoyo incondicional a la guerra preventiva del presidente Bush en Irak. Sin embargo, una lectura, no necesariamente en profundidad, de dichas resoluciones echa por tierra las pretensiones de Aznar.

Empezando por la 1441 aprobada el 8 de noviembre de 2002 y que se utilizó para justificar el ataque. En dicha resolución el Consejo de Seguridad decide conceder a Irak una última oportunidad de cumplir sus obligaciones en materia de desarme y, en consecuencia, instaurar un régimen de inspección forzada (punto 2); también decide que las falsedades u omisiones en las declaraciones presentadas por Iraq sobre su desarme así como la falta de cooperación constituirán una nueva violación grave de las obligaciones de Irak y se comunicarán al Consejo para su evaluación (punto 4). Como sabemos el tripartito EE.UU., Reino Unido y España intentó aprobar una resolución posterior basándose en este punto de la resolución 1441 (aún cuando los inspectores de la ONU reconocían que se estaban produciendo avances en la verificación del desarme y reclamaban más tiempo), resolución que no salió adelante (ni siquiera se votó, dado que no recibió apoyos previos suficiente y que Francia había manifestado su intención de vetarla). Aún así, y dado que la resolución 1441 advertía a Irak en su penúltimo punto que, de seguir infringiendo sus obligaciones, se expondría a graves consecuencias (punto 13), el tripartito decidió en las Azores invadir Irak para destituir a Sadam. Por tanto, dicha invasión no contaba con el aval de una resolución del Consejo.

La falta de legalidad del ataque a Irak se concretó en la resolución 1483 (22 de mayo de 2003) en la que se reconocía (a petición propia) a EE.UU. y el Reino Unido como potencias ocupantes, instándoles a cumplir sus obligaciones en virtud de los Convenios de Ginebra de 1949 (en materia de las libertades de los combatientes, detenidos y civiles en un conflicto armado) (punto 5) (petición esta última que ya constaba en una resolución anterior, la 1472), así como a crear condiciones en que el pueblo iraquí pueda decidir libremente su propio futuro político (punto 4). Esta resolución se consideró un aval a posteriori del ataque, cuando en realidad lo que pretende es garantizar el bienestar del pueblo iraquí en una situación de ocupación militar (obviamente una resolución de condena a la ocupación hubiera contado con el veto de EE.UU.). Lo negativo de dicha resolución es que legaliza la transmisión a la Autoridad ocupante de la gestión de los beneficios de la venta del petróleo iraquí, antes usados en el Programa “Petróleo por Alimentos”, aunque sólo para su uso en la reconstrucción de Irak y hasta que se haya constituido un gobierno representativo y reconocido internacionalmente (punto 20).

Y llegamos finalmente a la resolución 1511 aprobada el pasado jueves (16 de octubre de 2003). Dicha resolución vuelve a exhortar a la Autoridad ocupante que devuelva las funciones y atribuciones de gobierno al pueblo iraquí tan pronto como sea viable (punto 6), tras reafirmar la soberanía y la integridad territorial de Irak y el carácter temporal de la Autoridad Provisional de la Coalición ocupante (punto 1). Además se autoriza a una fuerza multinacional bajo mando unificado a que tome todas las medidas necesarias para contribuir al mantenimiento de la seguridad y la estabilidad en Irak con el objetivo de asegurar la celebración de elecciones democráticas y de contribuir a la seguridad de la Misión de la ONU y del Consejo de Gobierno (punto 13). La resolución no reconoce el mando de dicha fuerza a la Autoridad ocupante, si bien es obvio que los miembros de dicha fuerza no llevarán el casco azul de la ONU.

Creo que visto el contenido de las resoluciones, afirmar que “lo que se hace en Irak está bien” y “ahora hay unanimidad y otros ya han rectificado” (en referencia a Francia, Alemania y Rusia), es estirar interesadamente la interpretación de dichas resoluciones. Aunque el valor que Aznar da a las resoluciones del Consejo de Seguridad ha quedado meridianamente claro después de haberle oido hoy ensalzar los valores de las acciones de "carácter anticipatorio" y "sin límites geográficos".

Desde la tierra de Lupe, un saludo.