Elecciones y democracia (II)
En plena resaca electoral leo un artículo en Le Monde Diplomatique (ed. española, noviembre 2003, p. 5) titulado "¡Poco les importa el pueblo!", dentro del dossier "La democracia manipulada". El artículo sostiene que el menosprecio por los votantes por parte de los políticos tando de izquierda como de derecha es cada vez mayor: "A veces el pueblo tiene todos los talentos (cuando ratifica las orientaciones ya decididas por los "decididores"), aveces todos los defectos (cuando se rebela)." Constata este desprecio en varios enunciados, "un poco a la manera de la "tirada de las narices" de Cyrano de Bergerac": Altivo, "Los votantes no entendieron nuestra política" (es decir, "son tan idiotas que no se dan cuenta de los beneficios de nuestras políticas"); Falsamente modesto, "Comunicamos mal" (léase "nuestras decisiones eran buenas para ellos, pero no supimos explicárselas"); Mesiánico, "la historia nos dará la razón"; Compasivo, "El mundo es cada vez más complejo" (por tanto "dejemos la decisión a aquellos a quienes esta complejidad no incomoda, como los mercados o los expertos"); Aristocrático, "los electores son versátiles, no se puede confiar en ellos"; y Filosófico, "de todas maneras, el pueblo no existe" ("si no hay pueblo, la cuestión del sufragio universal vuelve a ser una cuestión abierta").
La expresión máxima del alejamiento entre el gobernante y el pueblo sería, según algunos medios de comunicación, que "el coraje político ya no consiste en oponerse a las fuerzas dominantes, sino en ceder a éstas oponiéndose a sus propios votantes". Coraje como el mostrado por Blair "quien, a pesar de la oposición de millones de manifestantes, en marzo de 2003 comprometió a su país junto a Estados Unidos en la guerra contra Irak". Pero dicho coraje no es aplicable a otros dirigentes, como el presidente Aznar (o su antecesor en el cargo), el cual sabe que sean cuales sean sus decisiones tienen la victoria asegurada. Eso es al menos lo que nos dice el último sondeo electoral ofrecido ayer por Telecinco, que da más de 11 puntos de ventaja al PP sobre el PSOE.
Desde la tierra de Lupe, un saludo.
La expresión máxima del alejamiento entre el gobernante y el pueblo sería, según algunos medios de comunicación, que "el coraje político ya no consiste en oponerse a las fuerzas dominantes, sino en ceder a éstas oponiéndose a sus propios votantes". Coraje como el mostrado por Blair "quien, a pesar de la oposición de millones de manifestantes, en marzo de 2003 comprometió a su país junto a Estados Unidos en la guerra contra Irak". Pero dicho coraje no es aplicable a otros dirigentes, como el presidente Aznar (o su antecesor en el cargo), el cual sabe que sean cuales sean sus decisiones tienen la victoria asegurada. Eso es al menos lo que nos dice el último sondeo electoral ofrecido ayer por Telecinco, que da más de 11 puntos de ventaja al PP sobre el PSOE.
Desde la tierra de Lupe, un saludo.
