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Españoles en Europa 

Hace poco leí “El peaje de la vida” de Sami Naïr y Juan Goytisolo (Editorial Aguilar, 2000) y actualmente estoy leyendo “Moros en la costa” de Juan José Téllez (Editorial Debate, 2001). Ambos libros tratan el tema de la inmigración en Europa y especialmente en España. Voy a transcribir dos pasajes de dichos libros en los que se describe la situación de los emigrantes españoles en Europa en los años 60-70. Quisiera recordar que aún en el 2003 el número de españoles viviendo en el extranjero es mayor que el de extranjeros viviendo en España (incluyendo el medio millón estimado de “irregulares”).

Goytisolo nos comenta un manual impreso en París en 1964 dirigido tanto a las amas de casa francesas que empleaban sirvientas españolas como a estas últimas. Se titulaba “Guide bilingüe ménager” y en la portada aparece el dibujo de una españolita con delantal y cofia. Estos son algunos de los comentarios que aparecían en el manual:

“Debe Vd. Saber que la Española no es holgazana, sino dura al trabajo y no se queja de él, sobre todo si se siente en confianza (...) El español tiene el sentido del deber y no el de la reivindicación, tan querido del francés. En general, no se queja y acepta su condición, con esa fatalidad heredada de la ocupación árabe (...) No intente tampoco discutir y razonar, utilizando su lógica deductiva francesa. En la mayoría de los casos, el español no le comprenderá, pues es más bien intuitivo (...) El trabajo de la empleada española consistirá en hacer bien la cocina cotidiana y los platos franceses más corrientes. Es necesario que en adelante aquella se olvide de las costumbres españolas, muy diferentes de las nuestras, y no se acuerde de ellas sino el día en que la familia francesa, ávida de novedad y folklore, le pedirá de hacer un plato español típico.”

Por su parte, Juan José Téllez cita el trabajo de José Antonio Garmendia “Alemania: exilio del emigrante” publicado en 1979 en el que describe la situación en Alemania de los emigrantes españoles, encasillados en el grupo genérico de los “inmigrantes meridionales”:

“La confianza discriminatoria acompaña inseparablemente la convivencia del emigrante con sus anfitriones. El emigrante extranjero –y con mayor razón el más extranjero de todos, el sureuropeo- convive con el alemán casi exclusivamente en el trabajo (...) Mayorías y minorías viven especialmente contiguas, socialmente incomunicadas (...) (El inmigrante sureuropeo tenía que luchar) contra el prejuicio histórico que afirma la mayor criminalidad del Sur. (Las mayorías esperan del inmigrante) la caída fatal en el delito (...) (Cualquier barraca) sin luz, agua y calefacción se destina a precios de usura al trabajador extranjero. De las barriadas y barracones de emigrantes, han partido oleadas de delincuencia. La relegación del extranjero a zonas claramente definidas y apartadas de la mayoría, constituye en potencia un elemento de discriminación recíproca y un enfrentamiento de mayorías y minorías.”

Cualquier parecido con la realidad española, ¿es pura coincidencia?

Desde la tierra de Lupe, un saludo.